Más allá del diagnóstico: cómo seguir adelante cuando tu bebé necesita cuidados especiales

El nacimiento de un bebé suele ser uno de los momentos más esperados en la vida de una familia. Soñamos con su llegada, imaginamos su rostro, su primer llanto y todo lo que compartiremos juntos. Pero cuando un diagnóstico médico no favorable interrumpe ese sueño, la vida se detiene. Lo que debía ser alegría se llena de incertidumbre, miedo y dolor.

En Hazlo con Amor, conversamos con el Dr. Pedro Cullen Benítez, pediatra, sobre cómo las familias pueden atravesar este proceso con acompañamiento, esperanza y amor, y cómo seguir adelante cuando un bebé necesita cuidados especiales.

Cuando lo inesperado llega a tu vida

“Cuando un bebé nace con una complicación —ya sea genética, congénita o por prematurez— el impacto emocional es enorme”, explica el Dr. Cullen.
“Los padres suelen preguntarse qué hicieron mal, pero en la mayoría de los casos no hicieron nada. La naturaleza, a veces, simplemente es así.”

Aceptar lo inesperado es un proceso que duele. La mente busca respuestas, culpables y explicaciones. Pero el primer paso hacia la calma es aceptar que no todo tiene por qué tener una razón.

Si te interesa profundizar en este tema, te recomendamos leer:
Cómo manejar la culpa durante momentos difíciles

El duelo invisible: despedirse de la expectativa

Cada madre, cada padre, vive una forma distinta de duelo: el duelo por el bebé ideal que imaginaron, por la experiencia que no fue como soñaban.
Y ese duelo no es debilidad; es una forma de amor.

“Hay casos en los que la situación mejora rápidamente, pero cuando se trata de enfermedades prolongadas o condiciones crónicas, el estrés puede durar meses o incluso años”, explica el doctor. “Por eso es esencial buscar apoyo emocional temprano. Nadie puede sostener tanto dolor en soledad.”

También puedes leer:
La importancia del acompañamiento psicológico durante el embarazo y la maternidad

La pareja, la familia y el equilibrio emocional

Cuando un hijo enferma, la relación de pareja se pone a prueba. Aparecen las diferencias, la frustración y, muchas veces, la culpa.
Uno puede llorar y necesitar abrazos; el otro enfocarse en resolver. Ninguna forma está mal: son distintas maneras de sobrellevar el mismo dolor.

“La clave está en mirar al otro con empatía”, dice la psicoterapeuta del programa. “El dolor nos vuelve ciegos al dolor del otro, pero si logramos vernos en medio del caos, la conexión se vuelve nuestro refugio.”

Y si hay otros hijos, no los olvides. También viven la angustia, aunque no siempre la entiendan. Incluirlos, hablarles con palabras simples y mantener los vínculos familiares ayuda a todos a transitar este proceso con más calma.

Descubre más en:
Cómo acompañar emocionalmente a tus hijos en momentos difíciles

Buscar ayuda no es debilidad, es fortaleza

En momentos así, muchas familias sienten que deben ser fuertes “por el bien del bebé”. Pero abrirse al apoyo psicológico, médico o espiritual no es rendirse: es un acto de amor y fortaleza.

En los hospitales, explica el Dr. Cullen, “vemos familias que transforman el dolor en propósito. Algunas crean fundaciones o grupos de apoyo para otros padres. Pero también hay quienes, al no buscar ayuda, terminan destruyendo sus vínculos.”

Buscar acompañamiento no siempre significa terapia formal. Puede ser hablar con un psicólogo, una tanatóloga, un consejero espiritual o incluso con las enfermeras que cuidan día y noche al bebé. Lo importante es no cargar con todo en silencio.

Lee también:
Cómo encontrar contención emocional tras un diagnóstico no favorable

Cuidar de ti también es cuidar de tu bebé

El bienestar del bebé depende, en gran parte, del bienestar emocional de sus padres.
Si estás viviendo un proceso de cuidados prolongados, recuerda atenderte también a ti: come, duerme, pide ayuda, llora cuando lo necesites y acepta que no tienes que poder con todo.

La maternidad y la paternidad, cuando se enfrentan al dolor, se vuelven un espejo profundo del alma. Nos muestran nuestra vulnerabilidad, pero también nuestra inmensa capacidad de amar.

Más allá del diagnóstico

Un diagnóstico no define el valor de tu bebé ni tu capacidad como madre o padre.
Lo que importa es el amor con el que eliges acompañar, la esperanza con la que sostienes cada día y la compasión que te permites sentir hacia ti mismo.

A veces no se trata de “superar”, sino de aprender a vivir diferente.
Y en ese proceso, cada paso —por pequeño que parezca— también es una forma de sanación.

Si estás atravesando un momento así

No estás sola. No estás solo.
Hablar de lo que duele, pedir ayuda y permitirte sentir es el primer paso para sanar.

En Hazlo con Amor creemos que acompañar también es sanar.
Si necesitas orientación o apoyo, puedes contactarnos aquí o explorar nuestra sección de Recursos para padres.

Y si quieres escuchar la conversación completa con el Dr. Pedro Cullen Benítez, te invitamos a ver el episodio completo en nuestro canal de YouTube:
Ver el episodio completo aquí

Buscar ayuda no es debilidad, es fortaleza

En momentos así, muchas familias sienten que deben ser fuertes “por el bien del bebé”. Pero abrirse al apoyo psicológico, médico o espiritual no es rendirse: es un acto de amor y fortaleza.

En los hospitales, explica el Dr. Cuyen, “vemos familias que transforman el dolor en propósito. Algunas crean fundaciones o grupos de apoyo para otros padres. Pero también hay quienes, al no buscar ayuda, terminan destruyendo sus vínculos.”

Buscar acompañamiento no siempre significa terapia formal. Puede ser hablar con un psicólogo, una tanatóloga, un consejero espiritual o incluso con las enfermeras que cuidan día y noche al bebé. Lo importante es no cargar con todo en silencio.

Lee también:
Cómo encontrar contención emocional tras un diagnóstico no favorable

Cuidar de ti también es cuidar de tu bebé

El bienestar del bebé depende, en gran parte, del bienestar emocional de sus padres.
Si estás viviendo un proceso de cuidados prolongados, recuerda atenderte también a ti: come, duerme, pide ayuda, llora cuando lo necesites y acepta que no tienes que poder con todo.

La maternidad y la paternidad, cuando se enfrentan al dolor, se vuelven un espejo profundo del alma. Nos muestran nuestra vulnerabilidad, pero también nuestra inmensa capacidad de amar.

Más allá del diagnóstico

Un diagnóstico no define el valor de tu bebé ni tu capacidad como madre o padre.
Lo que importa es el amor con el que eliges acompañar, la esperanza con la que sostienes cada día y la compasión que te permites sentir hacia ti mismo.

A veces no se trata de “superar”, sino de aprender

Anterior
Anterior

Lo Que Todo Padre Debería Saber en los Primeros 30 Días del Bebé